Conoce las típicas excusas de los fumadores, que atribuyen ciertas frases populares para respaldar su falta de voluntad para dejar de fumar, y muchas veces no poder comprender que no se trata de dejar de fumar, sino que se trata de encontrar la salud.
Los trastornos y enfermedades que puede ocasionar el vicio y adicción al cigarrillo son conocidos a nivel mundial, incluso en las mismas cajetas de cigarrillo hacen referencia a ello, ya por ley. Pero aún así hay mucha desinformación y mucho marketing para mostrar el hábito (dañino) de fumar, como si se tratara de un buen atributo social y un aspecto atractivo de quienes fuman.
3. “Fumar me gusta”
Seguro que recuerdas aquel intenso placer que sentiste al probar tu primer cigarro: la fragancia, el delicioso sabor… Ah, ¿no? seguramente consistió más en un ataque de tos y en un sabor de boca repulsivo. El caso es que más bien fumar da placer a quien ya fuma desde hace cierto tiempo, que ya ha desarrollado cierta adicción y siente placer al calmar su abstinencia fumando. Alguien que, por otro lado, se pierde placeres como oler y degustar un buen vino, pues el olfato y el gusto se ven alterados al ser fumador.
Seguro que recuerdas aquel intenso placer que sentiste al probar tu primer cigarro: la fragancia, el delicioso sabor… Ah, ¿no? seguramente consistió más en un ataque de tos y en un sabor de boca repulsivo. El caso es que más bien fumar da placer a quien ya fuma desde hace cierto tiempo, que ya ha desarrollado cierta adicción y siente placer al calmar su abstinencia fumando. Alguien que, por otro lado, se pierde placeres como oler y degustar un buen vino, pues el olfato y el gusto se ven alterados al ser fumador.
4. “Fumar me hace ver más atractivo”
Ok, no sueles admitir esto en público, pero lo piensas: te sientes Humphrey Bogart en “Casablanca” cada vez que exhalas humo moviendo tu copa… pero a quien le da asco el humo tu olor le parece repugnante. Es cierto que durante décadas la industria tabaquera colaboró con Hollywood para que fumar resultase atractivo, pero hoy en día cada vez más, los fumadores son vistos como personas que tienen un vicio desagradable.
Ok, no sueles admitir esto en público, pero lo piensas: te sientes Humphrey Bogart en “Casablanca” cada vez que exhalas humo moviendo tu copa… pero a quien le da asco el humo tu olor le parece repugnante. Es cierto que durante décadas la industria tabaquera colaboró con Hollywood para que fumar resultase atractivo, pero hoy en día cada vez más, los fumadores son vistos como personas que tienen un vicio desagradable.
5. “Fumar adelgaza”
La creencia popular así lo afirma, como también asegura que al dejar de fumar se engorda. Es cierto que, al alterar el sentido del olfato y el gusto y al activar la dopamina y “calmar” la ansiedad, puede llegar a ayudar a comer menos. Pero no nos engañemos, la realidad no muestra que los fumadores sean delgados y lo que puede hacernos engordar cuando dejamos de fumar es la ansiedad, no la falta de nicotina. Nada que un poco de ejercicio no arregle.
La creencia popular así lo afirma, como también asegura que al dejar de fumar se engorda. Es cierto que, al alterar el sentido del olfato y el gusto y al activar la dopamina y “calmar” la ansiedad, puede llegar a ayudar a comer menos. Pero no nos engañemos, la realidad no muestra que los fumadores sean delgados y lo que puede hacernos engordar cuando dejamos de fumar es la ansiedad, no la falta de nicotina. Nada que un poco de ejercicio no arregle.
6. “Fumo cigarro electrónico, sin nicotina”
Cuidado, dice a Terra la psicóloga especialista en tabaquismo Silvia Cury. No se conocen los efectos de las substancias en el cigarro electrónico, lo que de hecho ha llevado a su prohicición en cada vez más países. “La industria quiere ganar con el electrónico lo que pierde con la caída de ventas del cigarro convencional”, añade.
Cuidado, dice a Terra la psicóloga especialista en tabaquismo Silvia Cury. No se conocen los efectos de las substancias en el cigarro electrónico, lo que de hecho ha llevado a su prohicición en cada vez más países. “La industria quiere ganar con el electrónico lo que pierde con la caída de ventas del cigarro convencional”, añade.
7. “Voy a fumar menos”
La adicción es difícilmente controlable. Generalmente esto no suele pasar de un autoengaño para ir dejando “para mañana” la decisión de parar de fumar.
La adicción es difícilmente controlable. Generalmente esto no suele pasar de un autoengaño para ir dejando “para mañana” la decisión de parar de fumar.
8. “El fumador lo es toda la vida”
Sí, pero no tanto por el irresistible poder de la nicotina como por la manera en que la persona lidia con la ansiedad. La adicción, sea al tabaco, a comer o a internet, tiene más que ver con la ansiedad y con la tolerancia a la frustración que con la substancia en sí. “El fumador suele tener escasa autoestima, problemas para manejar situaciones, ansiedad… estas características son las que tiene que trabajar en lugar de agarrar un cigarro para enmascararlas”, añade Cury.
Sí, pero no tanto por el irresistible poder de la nicotina como por la manera en que la persona lidia con la ansiedad. La adicción, sea al tabaco, a comer o a internet, tiene más que ver con la ansiedad y con la tolerancia a la frustración que con la substancia en sí. “El fumador suele tener escasa autoestima, problemas para manejar situaciones, ansiedad… estas características son las que tiene que trabajar en lugar de agarrar un cigarro para enmascararlas”, añade Cury.
9. “Intenté dejarlo pero no pude”
La recaída es parte de un proceso largo, explica Cury, que tiene 21 años de experiencia en tratar adictos y ella misma dejó de fumar hace dos décadas. Muchas personas dejan de fumar 3, 5 o 7 veces antes de dejarlo por completo. Es parte de un proceso que requiere aprendizaje y que va desde que percibes que tu adicción es un problema hasta que logras mantenerte sin consumir. “Dejar de fumar demanda la convicción de parar, no el simple deseo o la necesidad”, afirma Bretas. “Es una elección. El éxito será certero, no importa el camino o el tiempo”.
La recaída es parte de un proceso largo, explica Cury, que tiene 21 años de experiencia en tratar adictos y ella misma dejó de fumar hace dos décadas. Muchas personas dejan de fumar 3, 5 o 7 veces antes de dejarlo por completo. Es parte de un proceso que requiere aprendizaje y que va desde que percibes que tu adicción es un problema hasta que logras mantenerte sin consumir. “Dejar de fumar demanda la convicción de parar, no el simple deseo o la necesidad”, afirma Bretas. “Es una elección. El éxito será certero, no importa el camino o el tiempo”.
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